Considerada como un tipo de cáncer hematológico, que afecta a la sangre y a la médula ósea, la leucemia consiste en un crecimiento tumoral alojado en la médula ósea que afecta a la sangre.
Su día mundial para visibilizarlo y tomar conciencia, es el 22 de septiembre, en alusión a que esta enfermedad se produce por un cambio genético que afecta los cromosomas 22 y 9.
Sus síntomas suelen ser variados e inespecíficos. Generalmente ocurre una dificultad para poder producir la sangre que necesitamos, hay menos glóbulos rojos, lo que se traduce en anemia con la consecuente fatiga asociada. También se reducen las plaquetas, que son las células de la coagulación, por lo que pueden existir moretones o sangrados, y por último, una disminución de los glóbulos blancos sanos, lo que se traduce en mayor riesgo de infecciones y fiebre.
Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, un diagnóstico temprano permite elevar el índice de supervivencia a la LMC hasta en un 90 por ciento.
Se trata de un tipo de cáncer poco común en adultos pero más frecuente en niños. Los diversos subtipos de leucemias constituyen el tres por ciento de los cánceres, y la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) apenas representa el 15 por ciento de todos los casos de leucemia.
En adultos, la leucemia más común es la Leucemia Linfocítica Crónica (LLC), seguida de la Leucemia Mieloide Aguda (LMA) mientras que en niños, la Leucemia Linfoide Aguda (LLA) es la más frecuente.
LMC y el cromosoma Filadelfia
En la Leucemia Mieloide Crónica (LMC), la médula ósea (encargada de fabricar las células de la sangre) produce demasiados granulocitos, un tipo de glóbulo blanco.
Esto se debe a una alteración donde los cromosomas 9 y 22 intercambian material genético, dando como resultado el cromosoma 22 anómalo o cromosoma Filadelfia. De este cromosoma se forma un gen anormal, un oncogén llamado BCR-ABL, que es el que genera una enzima que causa que las células leucémicas proliferen.
Poco prevenible pero de buen pronóstico
Para la médica oncóloga y promotora de salud de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV) Dra. Oriana Brito, la leucemia no es una enfermedad que se pueda prevenir, pero si se diagnostica a tiempo, el pronóstico es muy favorable.
“Como adultos, tenemos que estar pendientes de los síntomas y signos de esta enfermedad: cansancio, palidez cutáneo mucosa, fiebre que puede ser leve, sudoraciones nocturnas, alteraciones en la cicatrización, dolor en las articulaciones, moretones y puntos rojos debajo de la piel. También puede haber alteración de los glóbulos blancos, especialmente los nutrófilos en las pruebas de hematología completa”.
Brito detalló que, entre sus factores de riesgo, podemos hablar de algunos tipos de quimioterapias, alteraciones genéticas, exposiciones crónicas al benceno y antecedentes de radioterapias.
Explicó además que las principales formas de leucemia se dividen en 4 categorías. “En función de la célula comprometida, hablamos de la leucemia mieloide y de la leucemia linfocítica. Mientras que según la rapidez con que la enfermedad avanza, la leucemia puede ser aguda o crónica”.
La vocera de la SAV destacó la importancia de que estos pacientes reciban atención en centros especializados que cuenten con bancos de sangre. “Los pacientes oncológicos, en algún momento de su tratamiento, van a requerir una transfusión, tanto de concentrado globular como de plaquetas. Por eso mi recomendación es que si reúnes las condiciones, acércate a donar sangre. Todos los pacientes oncológicos te lo van a agradecer”.
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